Me miro en el espejo...

Me miro en el espejo y veo que la persona que me mira a través de él es un chico, tal y como siempre lo ha sido. Siempre fue el mismo chico, asustado, que cada vez que se veía y a quien observaba era a aquel chico que siempre ha sido, se daba la vuelta. 

Me miro en el espejo y unas lágrimas silenciosas caen desde mis ojos hasta mis mejillas. El chico del espejo se pregunta qué tiene que hacer para que el mundo lo vea como él se ve a sí mismo. Se pregunta cómo convencer a las personas a su alrededor de que siempre ha sido así, que no está confundido, que sus sentimientos son tan verdaderos como el latido de su triste corazón reprimido. 

Me miro en el espejo y me imagino el día en el que sea reconocido por quien soy, el día en el que se me trate de acuerdo con mi identidad. Me preguntó cómo se sentirá eso, y el chico del espejo sonríe tímidamente. Lo único que desea el chico del espejo es eso. 

Me miro en el espejo y dirijo mi mirada hacia los ojos del chico del espejo. Esos ojos cansados, con ojeras por la falta de sueño, me miran y ruegan descanso. Ya se ha cansado de insistir, de rogar que se le escuche y se le tome en sueño. Necesita un descanso del mundo, que el mundo le deje un tiempo vivir siendo él mismo sin que nadie lo juzgue y lo ponga en duda. 

Me miro en el espejo y tan sólo deseo que el día en el que el chico que está encerrado tras el espejo pueda salir.

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